Sanar las 5 heridas del alma para vivir en armonía
Todos, sin excepción, llegamos a este mundo con una misión: la de ser nosotros mismos y aprender, a través de nuestras experiencias, a amarnos y a aceptarnos de corazón.
Así, las circunstancias y las personas que nos rodean suelen repetir patrones similares. La vida nos sitúa una y otra vez ante las mismas circunstancias con el único fin de que aprendamos algo de ellas.
La mayoría de estas circunstancias están directamente vinculadas con las 5 heridas del alma, heridas del pasado que condicionan nuestro presente y futuro y cuya aceptación y sanación es imprescindible si queremos vivir siendo quien verdaderamente somos.
Con más frecuencia de lo que nos gustaría, tal como explica Lise Bourbeau, atraemos a nuestra vida las mismas situaciones que tememos. Esas situaciones acuden a nosotros como una alerta: nos demuestran que tenemos algo pendiente con nosotros mismos, nos indican que debemos ocuparnos de la herida que las ocasiona.
Al no aceptar la herida, la causa de nuestro dolor, activamos la máscara vinculada a esa herida, es decir, la reacción automática de nuestro cuerpo ante la activación de la herida. Esa reacción no es más que el reflejo involuntario de nuestro cuerpo ante aquello que nos duele.
Lejos de sanarnos, estas reacciones nos impiden ser nosotros mismos, muestran rasgos de nuestra personalidad que, en realidad, no nos definen.
Solo aceptando que esas heridas están en nosotros y forman parte de nosotros, que las reacciones que desencadenan son naturales y nos ayudan a mejorar, sólo así, nos permitiremos ser, nos permitiremos vivir en armonía.
Aceptar, sin embargo, no implica desear esa situación. Al contrario, aceptar implica generar una energía transformadora. Implica amarnos a nosotros mismos con honestidad, y solo a través del amor hacia nosotros mismos podremos construir la vida que deseamos.
Al detectar las heridas y enfocarnos en sanarlas, aceptaremos que nuestras máscaras no nos definen y conseguiremos alejar la dependencia, la rigidez, la actitud huidiza, el masoquismo y el control excesivo de nuestra vida y nuestras relaciones.
Entendiendo que al actuar bajo una máscara no actuamos movidos por el odio o la rabia, sino por el miedo a sufrir, nos volvemos también más comprensivos: ¿cómo podemos culpar a alguien de protegerse del miedo? Comprendemos que, en realidad, no hay personas malas, sino personas que sufren.
En ese momento, nos damos la oportunidad de que sea el amor quien rija nuestras vidas, de eliminar de nuestro día a día aquello que nos aleja de la vida que deseamos, de tratar a los nuestros desde el amor, acompañándoles en su camino hacia una vida más feliz.
Muchas veces, el proceso de sanación es tan potente y positivo, que incluso nuestro cuerpo físico lo refleja: notamos cambios en nuestra forma física, nos vemos diferentes. Al liberar nuestra alma, liberamos también nuestro cuerpo.
Empieza por conocer y reconocer tus heridas, acéptalas y empieza tu proceso de sanación. Empieza, así, a conseguir la vida armonizada que siempre has deseado, acércate a tu propia felicidad.Del 5 al 9 de mayo contaremos con la presencia de Lise Bourbeau en Barcelona para trabajar con ella todos estos aspectos. ¡Descubre sus talleres!
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